Microagresiones: ¿Qué son y cómo abordarlas?

Probablemente hayas escuchado la palabra "microagresión". El término describe a ciertos comentarios e insultos sutiles experimentados por personas de color, mujeres y otros grupos marginados de forma cotidiana.   

El término en sí no es nuevo, ya que fue acuñado hace más de 50 años por el psiquiatra de Harvard Chester Pierce para describir los insultos y agravios que experimentaban los estadounidenses afrodescendientes de la época. Sin embargo, el concepto ha recobrado fuerza en la última década y se ha expandido para describir las ofensas relacionadas con la etnia, el género, la orientación sexual, las discapacidades y el estado socioeconómico.

En un artículo de investigación de 2020, el grupo de investigación acuñó el término "microintervenciones" para describir a las acciones que las personas pueden tomar para minimizar o neutralizar las microagresiones. A través de su investigación, de talleres y de un libro, están ayudando a personas que son el blanco de microagresiones a ir más allá de la aceptación y la supervivencia "a acciones y diálogos concretos".  

Sue y sus colegas reconocen que las microintervenciones no resuelven el problema del estigma y la discriminación, y suponen una carga injusta para la persona a la que se dirige la agresión. Pero las estrategias de microintervención pueden ayudar a reducir el costo psicológico de las microagresiones y también pueden ser utilizadas por aliados y transeúntes para intervenir en nombre de las víctimas de la agresión. 

Sarah Alsaidi, una de las estudiantes de posgrado de Sue, es una fuerza impulsora detrás del desarrollo de las microintervenciones. Alsaidi, psicóloga y consultora con sede en la ciudad de Nueva York, dice que las microintervenciones están diseñadas para proporcionar a las personas un repertorio de respuestas que pueden practicar y hacer propias. Las microintervenciones ayudan a equipar a una persona para tomar rápidamente una decisión sobre si responder y cómo responder, y les proporcionan las herramientas para hacerlo de manera efectiva. 

Ella enfatiza que no siempre es necesario responder a las microagresiones. Las personas afectadas deben decidir caso por caso: "Las microintervenciones no están ahí para obligar a las personas a responder o a defenderse ... Están concebidas para ser de ayuda cuando quieres responder en lugar de ser forzado a guardar silencio, al mismo tiempo que otras personas pueden decidir que una microagresión no vale su tiempo y energía".  

Una de las razones por las que las microagresiones son tan insidiosas es porque son sutiles y ambiguas. Una persona afectada por dichos comentarios podría preguntarse: "¿Fue eso realmente una microagresión?" y pensar: "Tal vez soy solo yo. Tal vez estoy haciendo un gran problema por nada".

"Los estudios muestran que el daño asociado con las microagresiones a menudo está relacionado con la rumiación, cuando constantemente repetimos algo en nuestras mentes, especialmente las experiencias negativas. Esa rumiación es dudar, pensar constantemente en la situación, culparse a sí mismo, pensar: '¿Por qué no dije algo?'", dice Alsaidi.

Que esas experiencias sean validadas por otros puede ayudar a desarmar las microagresiones. Alsaidi recomienda poner en marcha un "sistema de compañeros", una persona a la que puedes recurrir cuando experimentas una microagresión. Tu compañero puede ayudar a confirmar tu instinto visceral sobre el insulto y poner fin a la duda y la culpa.     

"Con solo obtener esa validación inmediata creemos que se reducirá el impacto negativo en la salud mental de la microagresión, incluso si decide no responder", dice Alsaidi.  

Elegir responder es otra opción; sin embargo, conlleva cierto riesgo.

Un estudio sobre cómo los canadienses afrodescendientes y autóctonos a las microagresiones encontró que las mujeres eran más propensas que los hombres a enfrentar microagresiones raciales. También eran más propensos a distanciarse de los perpetradores. Eso puede parecer contradictorio, pero los investigadores sugieren que las mujeres usan una combinación de confrontación y evitación dependiendo del contexto de la microagresión y su capacidad cognitiva para responder a ella. El costo de resistirse puede ser simplemente demasiado alto para las mujeres que pueden experimentar microagresiones basadas en múltiples identidades, incluyendo género, etnia, estatus socioeconómico y orientación sexual. 

Alsaidi y sus colegas de Columbia reconocen que las microintervenciones colocan la carga en las personas de color y otros grupos marginados para contrarrestar las microagresiones. Pero también argumentan que hay beneficios al tomar medidas, como sentirse empoderado y ayudar a romper las normas sociales que permiten que las microagresiones no se controlen. 

"Durante demasiado tiempo, la aceptación, el silencio, la pasividad y la inacción han sido las estrategias predominantes, aunque ineficaces, para hacer frente a las microagresiones. La inacción no hace más que apoyar y proliferar comportamientos sesgados de los perpetradores que ocurren a nivel individual, institucional y social", escriben los investigadores.

Kevin Nadal, profesor del John Jay College of Criminal Justice en la ciudad de Nueva York, tiene una amplia experiencia en el estudio del impacto de las microagresiones sobre la salud mental de las personas de color, las mujeres, las personas LGBTQIA2S + y otros grupos marginados. Nadal desarrolló una guía para ayudar a las personas a decidir si responder, o no, a una microagresión.